Si en las actividades cotidianas durante todo el año conviene seguir unas normas básicas de higiene visual, especialmente en el caso de los niños, durante el verano el cambio de hábitos aconseja reforzar algunas medidas e introducir otras para minimizar los efectos de algunos elementos propios de este periodo del año, como el efecto del sol sobre la visión, las altas temperaturas, el uso de piscinas con agua clorada, la sal del agua de mar, la arena de la playa…
Si en las actividades cotidianas durante todo el año conviene seguir unas normas básicas de higiene visual, especialmente en el caso de los niños (posturas correctas, iluminación adecuada, distancia de lectura optima, periodos de descanso al leer o trabajar con el ordenador, tiempo limitado de uso del televisor, buena dieta…), durante el verano el cambio de hábitos aconseja reforzar algunas medidas e introducir otras para minimizar los efectos de algunos elementos propios de este periodo del año, como el efecto del sol sobre la visión, las altas temperaturas, el uso de piscinas con agua clorada, la sal del agua de mar, la arena de la playa… Hay que tener en cuanta que la conjuntivitis alérgica o irritativa, la inflamación de los ojos (queratitis) o, en los adultos, las cataratas, son afecciones que en los meses de calor tienen una mayor incidencia.
Estas son algunas de las medidas aconsejables:
Efectos del Sol
Uso de gafas de sol homologadas y con el filtro adecuado, además de otros elementos, como gorras con visera, para protegerse de la incidencia directa de la radiación solar en los ojos. Las gafas de sol deben filtrar los rayos ultravioleta y los infrarrojos.
No es aconsejable tomar el sol y bañarse con lentes de contacto. Atención a la lectura en la playa: el reflejo del sol sobre el papel es prejudicial. Hay que utilizar gafas de sol o viseras.
La playa
La sal del agua de mar puede provocar irritación y enrojecimiento de los ojos. Atención a la presencia de cuerpos extraños, como la arena de la playa, en los ojos. No es conveniente frotarse para no provocar lesiones en la córnea.
Es aconsejable lavarse a menudo la cara con agua dulce utilizando las duchas de las playas.
Hay que tener en cuenta que la radiación solar en el mar es muy elevada.
La piscina
El cloro suele irritar los ojos, los enrojece y provocan picores e irritación. Hay que intentar evitar el contacto directo de los ojos con el agua clorada usando unas gafas de natación adecuadas.
La montaña
El ambiente de la montaña en verano suele ser muy seco, lo que provoca sequedad en los ojos. Como en el mar, la radiación solar es muy fuerte, por lo que hay que evitar una exposición continua al sol, y utilizar humidificadores, o incluso lágrimas artificiales, para evitar esta sequedad.
Aire acondicionado
El aire acondicionado genera también sequedad en los ojos, por lo que hay que humedecerlos de forma periódica. En el caso de las oficinas, al aire acondicionado hay que añadirle el efecto del uso continuo del ordenador, que provoca fatiga visual. Es aconsejable descansar la vista periódicamente.
En cualquier caso, ante cualquier anomalía o molestia, siempre es aconsejable consultar con algún especialista.
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